“Ya se sabía que el otoño tenía que ser triste. Cada año se le iba a uno parte de sí mismo con las hojas que caían de los árboles, a medida que las ramas se quedaban desnudas frente al viento y la luz fría del invierno. Pero siempre pensaba uno que la primavera volvería, igual que sabías que fluiría otra vez el río aunque helara. En cambio, cuando las lluvias frías persistían y mataban la primavera, era como si una persona joven muriera sin razón.
En aquellos días, de todos modos, al fin volvía siempre la primavera, pero era aterrador que por poco nos fallara”.
– Ernest Hemingway. Paris era una Fiesta.